Publicado por Cronista Montañés miércoles, 21 de mayo de 2014

Un trienio ha transcurrido ya desde aquel 15-eme de la Primavera Española. Bueno, y qué, después vino el hastío, siguieron las cuatro estaciones de Vivaldi, y así hasta el momento en que nos hallamos, nuevamente a las puertas de unas elecciones. ¿Qué queda hoy de aquel cámping antisistema donde se gritó: «Que no, que no, que no nos representan» y «No hay pan para tanto chorizo»junto a cientos de eslóganes de rima fácil? ¿Qué ha sobrevivido de las pretensiones que recitaban los indignados más líricos: «Me gustas democracia pero estás como ausente», «La barricada cierra la calle pero abre el camino» o «Va por ti, abuelo»? Para mí, de todo lo aprobado en asamblea y transcrito en cartones para reciclar, únicamente perduran un par de profecías ciertamente crípticas: «Otro mundo es posible» y «Otra política es posible». Ni San Malaquías lo hubiera expresado de un modo más inquietante.
Los alternativos de Sol (la gente bien reserva localidad en Sombra) me recordaban bastante a esos asistentes a un concierto de la Pantoja. En cuanto la artista ha desplegado todo su repertorio y agotado la tanda de bises, todavía van y le reclaman: «¡otra, otra, otra!». La cantante jamás desatiende las exigencias de su público, ni da por finalizada la actuación si complacerlo. Incrédula piensa que las piezas anteriores no han sido del agradado de los fans y que sólo la interpretación de «¡otra!» satisfará al respetable. Pero, la folclórica, en su ensimismamiento, interpreta la demanda como el deseo de oír otra copla, incluso de escuchar repetida alguna que ya ha sonado a lo largo de la velada. Pero, de la Más Grande a la Más Insignificante, ninguna de ellas calcula que la petición de los parroquianos pueda significar que ha llegado la hora de que cante otra, ¡pero no otra tonadilla, sino otra tonadillera! Es el final.
Este tipo de exposición, a menudo cogida con pinzas, es lo que Jesucristo llamaba parábolas. Éstas representan un recurso didáctico para legos que todavía se utiliza para explicar casos sencillos de una forma confusa. Espero, en consecuencia, que se haya entendido en qué consistían las proclamas de los altermundistas respecto a la música y a los que la tocan. Y es que yo me declaro un perfecto ignorante en las cuestiones del otro mundo, tanto si se sitúa en nuestra galaxia o en otra. Y tampoco sé nada de la otra política, tanto si ésta forma parte de nuestro sistema democrático o de otra clase de gobernación: la Democracia Real Ya! De quien si me permito hablar es de Oltra, otra política posible, si se me permite retorcer la proclama de aquellos de las tiendas en campaña.
A la señora Mónica ahora la sacan cada dos por tres en la Sexta (2x3=6), sin embargo ya era conocida en la historia del parlamentarismo desde el día que comenzó a exhibir camisetas con lemas de toda ralea. Ella dedujo que, en las Cortes de Valencia, una imagen estampada valía más que mil palabras en el diario de sesiones; así que un día se atrevió con una que rezaba: «Wanted, Camps, only alive». Luego la diputada se fue animando y se embutió en nuevos modelitos customizados con los consabidos: «Salvem el Cabanyal»«43 muertos, 47 heridos, O responsables» y «Stop desahucios». Sus elásticas no eran prendas convencionales del mercadillo, ¡eran un libro de reclamaciones! Oltra, sin saberlo, se había convertido en una franquicia de Kukuxumusu en la sede de la soberanía regional. El éxito no tardó en alcanzarla; mientras los políticos clásicos, conocidos por lucir trajes y complementos estilosos, habían de esforzarse con el arte de la oratoria, a ella le valía con emplearse a fondo en el arte de la serigrafía.
Pero entonces, ganada su cuota de pantalla, alguien cayó en la cuenta de que doña Mónica, además de mudar de camisa (pasó de ser electa de Esquerra Unida a representar a la coalición Compromís, sin que se le moviera el escaño), estructuraba los discursos como nadie, a la vieja usanza, como una alumna aventajada del clérigo San Vicente y el anticlerical Vicente Blasco Ibáñez.
En breve plazo, la vimos investida en el cargo de portavoz, y sus notables polémicas traspasaron Fuente la Higuera. No hay que olvidar que Oltra posee el don del bilingüismo, o sea: es lengua viperina, y que su retórica bebe de las mismas aguas que los publicistas, es decir: sabe cómo reducir una buena idea a la mínima expresión. Se diría que sus palabras, como sus diseños textiles, producen un efecto similar al de las mariposas, esa fuerza de la Naturaleza capaz de provocar un cataclismo con un leve aleteo. Tal vez no se trate de las temibles secuelas del vuelo de estos lepidópteros y sus acciones se asemejen más al beso de una pulga, al fin y a la postre, esto es lo que significa kukuxumuxu en vascuence (el beso de una pulga). Quizás en eso consista la otra política, nada del otro mundo: oraciones con sujeto, verbo y camiseta, ¡ay, ay, ay, esa camiseta!

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  1. La meua enhorabona per aqueste excel·lent article. Tot un compendi d'historia, i d'actualitat política i parlamentaria, sense cap desperdici. Salutacions!

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